jueves, 14 de enero de 2010

Un autobús llamado olvido

El lunes 11 de enero alcancé las 2.000 aportaciones al foro "Ábrete Libro"; bajo el seudónimo de Fenix, sin acento, fui contribuyendo con otros a la implantación de este foro. Casi cuatro años más tarde, muchos de los que conocí entonces, apenas participan o se han marchado definitivamente. Otros ocupan esos lugares con entusiasmo, pero yo me sentía un extraño.
Me despedí con un acertijo, pero nadie supo interpretarlo. Le llamé "Un autobus llamado olvido"

El apagón al alcanzar el número mágico, al cambio de millar: una mirada al pasado, una simple mirada melancólica y, al regresar, apenas reconoce a los que ve, aunque algunos se resistan simulando que nada es mutable, que todo es como fue.
ya no urden los hilos de la trama, sólo entradas esporádicas que miden el clamor que aún levantan los que un día se diluyeron. Luego, la larga ausencia. Algún día, ni eso: nadie sabrá que existieron.
No abandonará el sentido, no puede: flotará sobre la reunión como dicen hacen las almas al abandonar el cuerpo mortal.
Ahora, justo ahora, ya camina hacia el olvido.

Mi avatar marcaba 2.000, el número mágico, el cambio del millar. Había estado mirando antiguos hilos de ese foro, una mirada melancólica y, al volver, ninguno de los conocidos estaba conectado, todos foreros que me son ajenos. Algunos de los antiguos se resisten a marchar, aunque participen poco, otros entran de vez en cuando y son aclamados durante un buen rato, para luego marcharse un buen trecho.

Los que se marcharon ya no dan vida a ese foro, no están en los hilos que con tanta ilusión tejieron, están en otros proyectos. Sus entradas cada vez están más espaciadas, así que algún día nadie se acordará de ellos.

Me he ido aunque siga entrando para ver, no abandonaré el sentido. Sin embargo, ese día tomé el autobús del olvido.