viernes, 15 de octubre de 2010

Los ojos del anciano

Sentí la punzada del arrepentimiento y un deseo cobarde de volver sobre mis pasos a la seguridad de lo cotidiano. Me contuve y esa fue mi salvación o tal vez la de ella.
La vuelta hubiese supuesto unas horas de emoción desbordada sobre las sábanas, días de tedio en el sofá, semanas de rencor separados por una puerta atrancada.
Hoy, frente al espejo, un anciano me observa. Todos mis recuerdos se agolpan en sus ojos acuosos y soy consciente de no haber sabido vivir: ella era o al menos lo creía a ratos…, no supe entender cegado por el egoísmo. Pudo haber sido…, nunca lo fue por culpa de la inmadurez que reflejan los ojos del anciano.

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