viernes, 15 de octubre de 2010

Un chocho no es un perro tibetano

Decía mi profesor de expresión oral que nada mejor para empezar que llamar la atención, aunque luego el título no guardase relación con el tema que se fuese a desarrollar. No obstante lo que dijese aquel señor, hoy sólo me quedo con el título y con la verdad que ello encierra.
Resulta curioso el uso del adjetivo gaditano generalista popular, y digo generalista porque como adjetivo domina un amplio campo del conocimiento popular además del genero. Así, chochete o pichita, pronunciado a la manera taiwanesa, o sea, shoshete y pishita, es como las madres de las clases populares denominan a sus vástagos durante la niñez, para, a continuación, alcanzada la pubertad, denominarlos simplemente chocho o picha según el género. Las tenderas de la mercadona o de la tiendecita de la esquina, se dirigen a sus parroquianas por el lúbrico adjetivo, mientras que ellos, más comedidos, la reclaman por el genérico de Mari, mucho más respetuoso, por eso de no nombrar la cosa delante de sus parientas, de armas tomar.
No existe el superlativo, de pronto, el picha de toda la vida, o el oye chocho, pasan a una nueva estadía, ya no se es ni chocho ni picha, simplemente se les llama abuela o abuelo. ¡Qué gran conocimiento encierra el adjetivo! A mí me admira como un pescadero, o el mismo de los cupones, sin apenas estudio, con una simple mirada, determina el momento vital de sus clientes.
Temo el día, que presumo próximo, en el que cualquier picha me llame abuelo, sin aún serlo.

1 comentario:

Violeta J. dijo...

Jajajajaa, me ha encantado. Sobre todo la pronunciación, porque como bien dices, es un shosho, más que otra cosa.