Desde el alerón del puente de gobierno, apoyado sobre la borda, el sol se va poniendo lentamente sobre el horizonte. Por mi popa, la oscuridad me va alcanzando, sumergiendo mi barco en la inquietud de la noche. El sol tangentea el horizonte refractando un último rayo, el rayo verde. Es la señal,la esperanza de que tras la oscuridad de la noche, me llegará la luz del alba. Antonio Ruibérriz
domingo, 16 de enero de 2011
Atasco y otras miserias
Es penosa la actitud del conductor latino, galleando en un amagar y no dar, mientras oleadas de recuerdos familiares acuden para sostener su cobardía -¡agarradme que lo mato!-. la madre mentada o los nombres de los hijos impresos en la visera del camión. Luego, la impotencia cobarde de unas manos temblorosas, la furtiva lágrima de la vergüenza y el retorno tierno al seno familiar en busca del orgullo perdido en una calle atascada, eso sí, sin dejar de imaginar frías venganzas que nunca se darán.
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