martes, 20 de noviembre de 2007

Errores

Fuiste alegría en el encuentro y llanto en la despedida,
esperanza al inicio de mis horas más bajas,
el candor de una virgen en el esplendor de la danza.
Así te sentía cada mañana, aunque no estuvieras a mi lado

Eras el sol que alegre asomaba entre las nubes de mi indiferencia,
la lluvia que empapaba mi rostro curtido por el viento de la infidelidad,
yo, las olas del mar frente al calor de tus playas vacías de sensaciones,
tú el rayo que precedía al trueno de mis sentimientos, y ya no me cegabas.

Hoy, de tanto conocer lo que no conozco navego errante,
desciendo por el río tempestuoso de mis lágrimas amargas,
añoro como nunca los montes y valles que creía conquistados.
Contigo he perdido mi hogar, mi patria, mi bandera.

Tu piel será ensenada oculta en la tormenta de mi iniquidad,
temporal de sentimientos confusos, de emociones arboladas
que me impiden recalar al abrigo de tu cálido vientre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desnudar los setimientos, aunque costoso, es inyectar una dosis de fuerza para serguir adelante

Antonio Ruibérriz de Torres dijo...

También, proyectar los sentimientos de otros, en un supuesto de infidelidad y arrepentimiento tardío, es un buen ejercicio mental y, a veces, queda hasta bonito.