domingo, 16 de enero de 2011

Divagaciones

Para qué divagar, cuando perdidos miramos buscando una respuesta. La respuesta está en el viento, decía Dylan, pero no es cierto. La respuesta la llevamos con nosotros, la respuesta, la palabra exacta somos nosotros, y nuestro reflejo en la misma vida. Los nubarrones tormentosos pasan mojando la tierra, haciendo florecer la vida.
La mar es mutante y no da más respuesta que su propia cadencia al lamer, una vez tras otra, la arena brillante donde esperas que te responda.
El adios ése que te encharca el corazón, el que te hiela el alma con un beso helado, también es temporal como las mareas de ese mar que contemplas. Tras el adiós helado de la marea vaciante siempre crece un 'hola' radiante, aunque distinto.
La vida crece a nuestro alrededor en todos y cada uno de los detalles.
Tú eres la respuesta que andas buscando, la palabra exacta que no revienta las costuras puesto que no tiene costuras que te limite. ¿La respuesta?, amigo mío, es el adios que cualquiera se merece.

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